miércoles, 14 de febrero de 2007

MARÍA AMPARO OCHOA CASTAÑOS (1946-1994)

María Amparo Ochoa Castaños: nació el 29 de septiembre de 1946 en el ingenio azucarero de Costa Rica en Culiacán, Sinaloa, México, y falleció el 8 de febrero de 1994.
Miembro de una generación de intérpretes y compositores que tuvo su origen en la década de los sesenta, Amparo Ochoa emergió desde un principio como la gran figura de la entonces naciente Nueva Canción.
Los 25 años de su trayectoria artística fueron marcados por el signo de una entereza inquebrantable.
Fiel a sus ideales, asumió con profunda responsabilidad el llamado de su propia conciencia para ir de pueblo en pueblo, de plaza en plaza, de lugar en lugar y dejar en cada parte su testimonio de lucha, la convocatoria a conquistar un mundo más justo, a no deponer la dignidad y a ondear siempre la bandera libertaria.
El hecho de que desde pequeña en su tierra natal, Sinaloa, sus familiares la hayan rebautizado con el nombre de "Vida", encierra en sí un símbolo que va más allá de la llaneza de un apodo, pues es la vida lo que departió en cada canción que interpretó.
Ya lo dijo Elena Poniatowska: "Al igual que otros toman su fusil, Amparo Ochoa va con su voz anunciando la buena nueva, pregonando el día de la liberación, el día en que nadie sea esclavo y que a ningún niño le falte su cometa".
La firmeza de sus principios la alejaron de intereses comerciales y de afanes protagonistas, sacrificando así la posibilidad de la fama y el dinero a cambio de su gusto por cantar a la tierra, al amor y al desamor, a los retos del hombre y de la mujer, a las tradiciones y costumbres, a los injusto y a la esperanza. Y lo hizo con una diversidad musical tan amplia que sólo puede reconocerse en voces que, de tan prodigiosas, resultan extrañas.
Amparo Ochoa es más que la nueva canción, es más que el folklor o el neofolklor. Amparo Ochoa es su actitud, lo suyo como mujer, como madre, como hija, como hermana; como ciudadana del mundo esparciendo el lenguaje de la solidaridad; como vocera y representante fiel de los más caros anhelos de todos los pueblos. No es gratuito que el cancionero popular universal la registre como uno de sus principales exponentes.
El estilo abierto, carácter y gallardía de Amparo Ochoa están contenidos en todos y cada uno de sus discos, invaluable legado cultural que trasciende la etiqueta de canciones al erigirse como documentos vivos, pues en ellos están expresados el dolor, la alegría, el coraje, la pasión y la ilusión, no sólo del pueblo mexicano, sino también el de toda América Latina, o el del viejo continente, a donde llevó la hermandad de estas tierras.
Esa es su herencia y a la vez su voz de presente.

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