martes, 6 de febrero de 2007

Atahualpa Yupanqui.....Sin comentarios.......


Nombre real: Héctor Roberto Chavero
Nació el 31 de enero de 1908 en: Pergamino, Buenos Aires, Argentina
Murió el 23 de mayo de 1992 en: Nimes, Francia
Biografía:
Atahualpa nació con el nombre de Héctor Roberto Chavero en Pergamino, provincia de Buenos Aires, un 31 de enero de 1908. Comenzó sus estudios musicales con el Padre Rosáenz, primero, y con Bautista Almirón más tarde. Tenía apenas 10 años cuando se trasladó, junto a su familia, a Tucumán. Cinco años más tarde fallece su padre y entonces debe volverse a los pagos, pero a los 18 años, ya con una carrera artística que se veía florecer, comienza a recorrer el país. En su primer viaje visita Jujuy, Bolivia y los Valles Calchaquíes. En 1931 debe exiliarse a Uruguay, para volver tres años más tarde a la Argentina e instalarse, durante la siguiente década y por turnos, en distintos lugares: Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Jujuy. Comenzó a investigar las viejas culturas aborígenes recorriendo, a lomo de burro, el Altiplano y los Valles Calchaquíes. Hacia fines de la década del ´30 ya diversos artistas comenzaban a popularizar sus canciones. Tras un frustrado matrimonio con María Martínez, se casó con quien sería su difinitiva compañera: Paule Pepin Fitzpatrick. Ella era también su colaboradora creativa, bajo el seudónimo de Pablo Del Cerro. Tras editar su primer libro, Piedra sola, debió abandonar su querido pueblo tucumano Raco, primero, y el país más tarde, tras ser encarcelado y proscripto entre 1946 y 1949. Fue entonces que escribió las zambas Adiós Tucumán y La añera, que sufría: "Yo tengo una pena antigua / inútil botarla afuera / y como es pena que dura / yo la he llamado la añera. / Cuando se abandona el pago / y se empieza a repechar / tira el caballo adelante / y el alma tira pa´ atrás." Desde entonces, y en recorridas por el mundo, conoció el éxito. En el prólogo de una extensa entrevista que le realizara Alfredo Zitarrosa en 1972 para la revista Marcha, el uruguayo decía: "Don Atahualpa es un hombre cercado, desde hace mucho, principalmente por su notoriedad, que no ha sabido superar. No nació para lucir smoking y animar la fiesta, firmar autógrafos, recibir aplausos. No goza con eso, no puede. Nació para crear, con humildad y obstinación; para elegir con certeza, entre todas las canciones posibles, la más bella, la más honda para la mayoría, la más antigua, la menos suya. Y lo hizo durante años, décadas, cárceles, injurias, fugaces ternuras, hasta el cansancio más enorme." En ese reportaje, Atahualpa explicaba: "La milonga es un pretexto del hombre, es un ritmo que se diferencia según las regiones... Cada cincuenta leguas cambia de modo la milonga; no de ritmo, cambia de modo, de trampita, cada cincuenta leguas... La milonga de Bahía Blanca es distinta a la de Santa Fe, la de Tandil es diferente a la Treinta y Tres." La milonga es, precisamente, el género más representativo de la música de Atahualpa, siempre asociada al Río de la Plata. Sin embargo, su vida en el Noroeste lo llevó a componer también zambas, chacareras y bagualas, y a cantarlas con su modo cansino y calmo. Militó en el Partido Comunista y luego fue expulsado, a raíz de sus duras críticas. De todos modos, su imagen siempre estuvo relacionada con las problemáticas sociales, y no fue ajeno a los conflictos políticos. "Yo señalo la injusticia en que vive el hombre. Yo no estoy llamado a arreglar políticamente nada, porque no soy político, y seguramente no serviría para político, pero cuando hay un bache, cuando hay un agujero en la calle y veo que se rompen las ruedas de los autos, es como quien va y le dice al intendente: ´vea que están rompiendo los autos, hay un agujero ahí´", explicaba. Atahualpa Yupanqui sigue presente. De hecho, hace algunos meses se editó un disco que registra un recital que el artista brindó en Mar del Plata hace casi dos décadas. En mayo de 1992 falleció en Francia, durante una gira. 20 años antes, cuando Zitarrosa le preguntaba cuánto tiempo más pensaba vivir, respondía: "Y, muy poco, muy poco... No creo que llegue al año. Por eso el apuro mío por cumplir algunas diligencias." Zitarrosa comenzaba la nota con una carta hacia el entrevistado dejando, de alguna forma, una descripción para los lectores, de la vida y la muerte de Atahualpa Yupanqui. "Salud don Ata y feliz cumpleaños ahí en París. Afortunadamente para nosotros, los que cantamos, usted empezó primero, todo, aquí, sobre esta tierra. Y yo sé que nos ama. Se nota en las arrugas del cuello de su camisa, en su forma de cortar la carne, en esa manera de usar nuestros prejuicios en su contra, en su asumida obligación de estar solo y morir así, separado, para bien de los árboles, caballos, hombres y caminos que viajan en sus canciones."

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