sábado, 10 de octubre de 2009

12 de Octubre Día de la RAZIA

Indígenas y 12 de octubre
Txanba Payés *
A modo de justificación: permítanme utilizar, los mismos términos que todos inconscientemente usamos cuando nos referimos a los aborígenes de América latina. Se les llamó «indios» por equivocación. La historia es de todos conocida. Utilizaré en ciertos parágrafos ese término, aunque no lo comparta. Lo haré por la sencilla razón de que al hablar de ellos ­los indios­ estamos hablando de quienes vivían en ese continente, antes de la llegada de los españoles.
El 12 de octubre significa para miles de indígenas recordar el asesinato de millones de indios. No es posible desde la perspectiva del aborigen, del autóctono, celebrar este día. Y no lo es porque ello supondría celebrar la perfidia a los que lucharon por su libertad e independencia, desde el norte al sur.
Todavía hoy, en países latinoamericanos, la lengua, la cultura, y la identidad de las comunidades originarias siguen siendo invisibles para quienes sustentan el poder, esos pueblos sin estado siguen sin existir, no se les reconoce en las instituciones ni en sus respectivas leyes. Se les niega el derecho a existir como personas y como pueblo. No es de recibo por tanto celebrar a bombo y platillo esa fecha que significa destrucción, sometimiento, espolio, y desde entonces, miseria y humillación para miles por no decir millones de personas. «Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser» (Eduardo Galeano, "Ser como ellos").
¿Qué tendríamos que celebrar? Desde el punto de vista de quien asesinó, impuso, sometió y ultrajó la cultura de los indios, la celebración es el día de la hispanidad, con ello lo que busca es negar la masacre de millones de indígenas, desde ese punto de vista, pues, para ellos la celebración del 12 de octubre, es el encuentro de culturas. Sin embargo desde el punto de vista de los pueblos sin estado ­originarios de aquel continente con nombre equivocado­ el aniversario tendría que ser de luto. ¿A quién beneficia que se hable en estos días de la hispanidad? ¿Qué se celebra realmente? Obviamente, los únicos que pueden estar celebrando este día son quienes asesinaron, sometieron con la espada y en nombre de su dios a miles de indígenas. Quien se impuso por las armas y la religión es quien puede realmente tener algo que celebrar hoy. El encuentro de culturas es más bien el triunfo de una cultura sobre otra. El silencio ensordecedor de millones de indígenas nos debería provocar el mea culpa, y que nos solidaricemos con su lucha y sus reivindicaciones.
Como premonición de lo que iba a constituir el capitalismo en toda América Latina, el 16 de diciembre de 1492, Colón dejó escrito en su diario: «los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres». Otro ejemplo del desprecio con el que vieron y siguen viendo a los indígenas. Lo que había en el fondo de esos viajes es ahora harto conocido, lo dice en su diario del «Descubrimiento», en él escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor.
Esos escritos han llegado hasta nuestros días y lo que en ellos se cuenta no es más que el punto de vista del vencedor. Esos escritos nos muestran cómo los españoles vieron y entendieron ­si es que llegaron a entender­ a las comunidades que allí vivían. Y es ese punto de vista el que sigue en el subconsciente de miles de latinoamericanos que reniegan de sus raíces. La negación de nuestros antepasados y su cultura era tal que hemos llegado a asumir que no debemos ser como ellos. Todavía hoy el indio en América latina sigue siendo el lumpen, la peor calaña de la tierra, incultos, vagos etc. Cuando ellos ­nuestros indios­ al fin hablen, escriban, juzguen, ¿quién dirá que lo que dicen es mentira? ¿Quién se atreverá a negar su existencia? Nadie. Ni los más acérrimos defensores de una corona rancia y atrasada. Ni ellos se atreverán a rasgarse las vestiduras, porque la inocen- cia de los que asesinaron será la voz, en el presente, de los millones de indios que asesinaron en nombre de ese dios inexistente.
No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. Es el punto de vista de los vencedores. Y según ellos, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial y así sigue siendo hasta nuestros días: «Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser» (Leonardo Boff).
En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: «Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada?».

* Txanba Payés - Asociación latinoamericana de inmigrantes en Euskal Herria


ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI
Maitei horyvéva opavavépe
David Galeano Olivera

¿Hasta dónde podemos llegar?12 de octubre: ¿celebramos el exterminio?
Autor: Aichholzer

El 12 de octubre de 1492 Colón pensó haber descubierto Japón, pero descubrió América y, con el, América descubrió el capitalismo. En su diario, Colón, escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios. No podía cansar los ojos de ver tanta belleza en aquellas playas, y el 27 de noviembre escribió: “Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas” y no se equivocó.
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población sobrevive a base de pan y agua y en muchos casos ya ni eso.
Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser.
Al principio, el saqueo y el genocidio fueron ejecutados en el nombre de Dios, ahora se cumplen en nombre del Dios del progreso, sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.
El 12 de octubre de 1492, Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios de regreso a su España para que aprendan a hablar (en su idioma). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, obrero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
En Paraguay se habla el guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución del Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios, pero el español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir el nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.
Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
Entonces, ¿qué es lo que estamos celebrando?, si consideramos que en España se celebra el día del Hispanidad, haciendo referencia a que en ese día Colón descubrió las Americas y llevó con ello el exterminio prácticamente total de una cultura, podríamos también celebrar en Alemania el 3 de septiembre (1939) como el día del “Alemanismo” (y el exterminio de los judíos).
Celebremos también en los países musulmanes el 11 de septiembre (2001) como el día en que el Islam le puso mano firme al mundo, correcto, ¿no?
Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.


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